domingo, 13 de julio de 2008

Golfo "de Bares"


El 25 de agosto de 2004, Albert y yo estábamos en la terraza de un bar, cerca del apartamento familiar donde pasábamos las vacaciones de los últimos años, cuando vimos un perro correteando por debajo de las mesas en busca de algun que otro calamar o patatilla brava. Cuando pasó por mi lado se puso de pie encima de mi pierna y me miró con esa cara de espabilado que tiene como diciendo "¿tienes algo para mí?". Yo pensé que sería de alguna casa cercana y cuando acabamos de cenar nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente, cuando metíamos las cosas en el coche volvió a aparecer el "Golfito de Bares", y al ver que lo más probable es que estuviese perdido nos acercamos a él, se dejó poner una correa, y nos lo llevamos a la clínica veterinaria de Cunit, bueno, nosotros, mi suegra con Sultán (ya os hablaré de él más adelante), y un montón de vecinos del bloque de apartamentos, parecíamos la comunidad de "Aquí no hay quien viva", no nos faltaba más que el portero, jajaja. Bueno cuando llegamos a la clínica verificamos que no tenía chip, así que todos juntos fuimos a la Policía Local a ver si había alguna denuncia de alguien que lo estuviese buscando, pero la respuesta fue negativa y nos dijeron que si lo dejabamos allí, estaría quince días en la perrera y luego...


Yo no quería tener ningún perro, ya que nunca lo había tenido y Albert tampoco estaba por la labor (quien nos lo iba a decir que hoy tendríamos dos) pero aquella carita peluda nos miraba con unos ojitos... así que decidimos que sí, que se venía a casa con nosotros, entonces faltaba por buscarle un nombre y una de las vecinas nos dijo "Ayyyy, si se parece al de "La Dama y el Vagabundo" ¿por qué no le ponéis Golfo? y con Golfo se quedó, y nunca un nombre estuvo tan acertado (los que le conocéis seguro que me estáis dando la razón)